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Bolsonaro demite Mandetta

Cómo unos pocos días pueden cambiar el estado de ánimo ante una situación que ya se preveía que iba a suceder. Diez días han cambiado mucho la escena política, desde que el presidente de la República de Brasil, Jair Bolsonaro, se manifestó públicamente por el deseo de destituir a su Ministro de Sanidad, Henrique Mandetta, a fin de equilibrar la división de los bienes.

El 6 de mayo, cuando, por primera vez, el nuevo hombre fuerte del gobierno estaba muy cerca de ser destituido, la decisión, casi aislada del mandatario, que públicamente se difería de su ministro, principalmente sobre las medidas de aislamiento frente al coronavirus. Bolsonaro literalmente anunció que usaría el poder de su pluma para hacer valer su decisión. Fue disuadido de la destitución por el área más moderada del Palacio de Planalto, entre ellos el grupo del generalato que actualmente ocupa importante cartera en el Ejecutivo Federal, como el jefe de la Casa Civil, el general Braga Neto.

La advertencia principal fue que tal destitución provocaría movimientos de conflicto con otros sectores como la sociedad civil organizada, los gobernadores y los poderes legislativa y judicial. La destitución del Ministro de Sanidad sería un movimiento aislado y le acercaría al presidente el tema de impeachment. De esta manera, el mandatario dio un paso atrás. Lógicamente, el peso político de Mandetta aumentó sustancialmente tras el episodio, pero no ha eliminado el espectro de un futuro derrocamiento.

Con altos índices de aprobación y protegidos por importantes sectores de la política nacional, Mandetta decidió coquetear con el peligro, proporcionando de forma exclusiva, el domingo 12/04, una entrevista al Programa Fantástico del enemigo del poder central, la Rede Globo. No se puede decir que la conversación se haya llevado a cabo inocentemente, ya que el exministro es un político experimentado, de dos mandatos consecutivos como diputado federal de Mato Grosso do Sul, que aún tiene en su carrera la gerencia de la Secretaría de Salud de Campo Grande, capital del estado. Y como diputado, mantuvo una influencia permanente con el Frente Parlamentario de Sanidad en el Congreso Nacional.

De todos modos, la lectura que la clase política hizo sobre la entrevista fue que el entonces Ministro de Sanidad estaba aportando justificativas necesarias para su destitución. En este sentido, la decisión de destitución ya no era una medida individual del presidente, sino que se ha convertido en una decisión colectiva del Poder Ejecutivo, con el apoyo de los principales ministros como el de la Economía, Paulo Guedes. En las trincheras de resistencia, fue lo suficiente que miembros de la clase política lamentara su partida y elogiara su trabajo en la lucha contra el Coronavirus. Entre ellos, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia (DEM-RJ), el presidente del Senado Davi Alcolumbre (DEM-AP) y el gobernador de São Paulo, João Dória (PSDB-SP).

El 16 de abril, el divorcio por fin ha terminado. Al compartir los bienes, Henrique Mandetta fue bien evaluado por su trabajo. Según una encuesta de Datafolha, el 70% de la población aprobó el trabajo del exministro frente a la lucha contra COVID-19. Ganó prominencia nacional y la fácil indicación, hasta entonces, a la categoría “presidencial”. En vista de la situación actual, hay cómodamente caminos a seguir ante la pandemia. Si no tenemos el control sobre los casos, se podrá suponer que lo ha sucedido a causa de su trabajo. Si empeoren, se podrá decir que esto se debió al cambio en la política adoptada por el gobierno federal. La mayor dificultad para continuar como candidato a la presidencia de la República de Brasil será permanecer en el centro de atención, lo que las conferencias de prensa le otorgaban diariamente a las 5 de la tarde.

Con respecto a los bienes adquiridos por Bolsonaro, el análisis también ha resultado positivo. El primer beneficio es que no hay más su Ministro de Sanidad cuestionando el pensamiento del mandatario contra las medidas de aislamiento social, que por sí solo era una agenda muy resistente, especialmente en vista de los muchos “paseitos” del presidente ejecutivo por las calles de la Capital Federal. Otro aspecto favorable al presidente son las cifras obtenidas por Datafolha. El 64% de la población piensa que Bolsonaro se equivocó al destituir Mandetta. Sin embargo, en lugar de la destitución disminuir la popularidad, la asciende de 33% a 36%, dentro del margen de error. En el peor de los escenarios, la destitución no ha bajado su calificación. Y para completar este sentimiento, el 36% piensa que la situación de lucha frente a la enfermedad empeorará, mientras que el 32% cree que la lucha contra la pandemia mejorará con la salida del ministro. Un empate técnico.

Con la separación hecha, ahora corresponde a los demócratas, el partido del exministro, que establezca un proyecto de apoyo a largo plazo con el fin de mantener el nombre de Mandetta no solo ahora ante de una pandemia, sino, esencialmente, cuando la termine. Bolsonaro titula para la cartera de Salud Nelson Teich como suplente, médico reconocido a nivel nacional, especialista en oncología y experto en la Salud y en la Economía, de una de las escuelas de negocios más grandes del mundo, Harvard Business School. Elegido a la condición de ministro con el aval de la Asociación Médica Brasileña (AMB) aunque carece de la experiencia y del carisma que Mandetta, que como político, distribuía. No obstante, por el momento, es esperar a ver. Sobre todo, si, con este divorcio, la peor parte se la quedará el pueblo brasileño.

Alexandre Bandeira Consultor principal en Strattegia Consultoria Política, Director de la Asociación Brasileña de Consultores Políticos en DF. Es columnista y analista político de instituciones nacionales y internacionales, corporaciones y agencias de impresión.